google25bf64896cccb828.htlm Viajando al centro...de tu ser: La Abadía de San Andrés in Flumine

29.9.08

La Abadía de San Andrés in Flumine

Hemos descubierto una punta de diamante en medio al campo. Se trata de una pequeña iglesia cristiana que forma parte de un conjunto que una vez fue monasterio. Según lo que ha dejado escrito uno de los monjes de San Andrés en el siglo X, Benedicto, la iglesia fue fundada en el siglo VI por Galla, hija de Simmaco, patricio consejero de Teodorico. A pesar de que la intemperie a que ha sido sotometida durante largo tiempo ha destruido los frescos de las paredes laterales (menos dos trocitos, podríamos decir manchas privilegiadas, cercanos a una pared protectiva), el lugar posee todavía gran colorido. La pared abovedada del altar se conserva casi intacta y el suelo en mármol multicolor de bellas composiciones geométricas de la nave central, en buen estado. Da pena pisarlo, la verdad. Las coquetas columnas parece que sujetan la claridad que entra por las ventadas apuntadas, más que el techo completamente reconstruido. Las dos mininaves laterales otorgan amplitud y elegancia sin quitar recogimiento. El ambiente está dividido por un grueso arco central que separaba, cuando se construyó, la plebe de los religiosos. Esta construcción da una sensación peculiar de profundidad cuando se entra en la iglesia muy sugestiva. Se da misa en ella (católica) sólo el último domingo de cada mes.

El monasterio fue edificado posteriormente, en el siglo VIII, dedicado a los santos Pedro, Benedicto y Andrea. Ha conservado el nombre del último junto con la denominación “in Fulmine”, que hace referencia a la cercanía del río Tiber. Los benedictinos llegaron al lugar en el siglo VIII promoviendo su arreglo y la producción agrícola. Su posición estratégica y la cercanía del puerto fluvial hicieron de la abadía un importante centro de control del tráfico y del servicio de la nave que conectaba esta zona con Roma. En el siglo IX San Andrés era uno de los monasterios imperiales, junto a Santa María de Farfa, San Salvador de Rieti, Monte Cassino y San Silvestre al Soratte. En el siglo X se construyó una muralla de la que hoy en día se conserva sólo la torre que sucesivamente fue transformada en campanario.

El panorama desde los salones del piso superior abarca todo el valle, dando una idea clara del porqué fue elegido ese sitio y no otro para la construcción del monasterio.

En 1958 tuvo lugar la primera restauración llevada a cabo por la “Soprintendenza per i Beni Ambientali e Architettonici del Lazio”.

En 1835 se encontraron los primeros restos arqueológicos de época romana y hoy en día continuan las excavaciones.

Para llegar desde Roma: desde el GRA (Grande Raccordo Anulare) autopista A1 dirección Florencia. Salir en el desvío Ponzano Romano-Soratte. Continuar siguiendo las explicaciones hacia Ponzano Romano y hacia la Abadía.

Para más información sobre horarios de visitas guiadas

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