google25bf64896cccb828.htlm Viajando al centro...de tu ser: 08_08

31.8.08

Deshacer la maleta de una adolescente

Ya no es función tuya, el viaje mental lo hace sola.

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Deshacer la maleta de tu marido

Es mejor que lo haga él.

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Deshacer la maleta de un niño de once años

Encuentras probablemente algún agujero en sus pantalones de batalla, testigo de horas pasadas en el parque tirándose del columpio, persiguiendo una pelota o improvisándose portero.
Muy dobladita, la grande bandera blanca heredada de su tío habla de ilusión. Del regalo de cumpleaños más agradecido: ir a ver la final del Trofeo Santiago Bernabeu en primera fila, haciendo ondear el escudo de raso del Real Madrid por encima de su cabeza junto con su padre, saltando al unísono del asiento en cada uno de los cinco goles merengues. Emocionante el partido, impresionante la primera vez en el estadio madrileño.
La cinta de deportista y la camiseta con el número 16 de Pau Gasol saben (no huelen, sólo saben) de sudor ganado tirando canastas y entrenando con sus dos tíos y su rubio primo.
Los bañadores recuerdan los largos que se ha empeñado en hacer todos los días en la piscina y los gritos de júbilo jugando con los hijos de los hermanos de su madre, mientras que el chubasquero explica que uno de los primos creció muy deprisa este año y lo dejó nuevecito, el Pijama (en mayúsculas porque es institucional ya encontrar debajo de la almohada uno nuevo cada verano, cuidadosamente elegido por mi madre) hace sonreir por los madrugones voluntarios para ver todos juntos las olimpiadas en la gigante pantalla a plasma de la yaya, especialmente el baloncesto y la natación sincronizada. Los Gasol y compañía nos han ofrecido alegrías y penas, nos han hecho esperar hasta tardísimo para comer en casa de un hermano para ver acabar, gritando, saltando y abrazándonos, el partido con Lituania. Ver un comedor lleno de gente que quieres brincando de alegría cuando el resto del año los tienes a dos mil kilómetros, es fantástico.
La calentita sudadera verde, regalo de su tía, representa lo “molón” que irá al colegio este invierno en Italia, las zapatillas raperas, genial don de su tío, lo bien que jugará en la cancha con sus amigos.
Y así, a pesar de la nostalgia, también deshacer una maleta posee una parte de proyección que deja iniciar el año escolástico con buen humor.

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30.8.08

Hay maletas de todos los tipos

El contenido de una maleta es, cuando uno lo compone, un conjunto de proyecciones hacia momentos o vivencias que se esperan tener. Una vez las vacaciones han terminado y se abre de nuevo la cremallera de ese pequeño mundo rectangular, el interior de la maleta se ha convertido en trozos de vida, en parte de tí. Bien porque no has conseguido tener esa ocasión que esperabas para ponerte un traje, bien porque ese día estabas increiblemente elegante. Un par de zapatillas representa, a la ida, tu firme propósito de correr por lo menos tres veces en semana, mientras que a la vuelta son la prueba del incumplimiento de tu promesa. Pero no hay que ser demasiado duro consigo mismo (todavía no, ya se encargan las responsabilidades invernales de complicarnos la vida), al menos has conseguido hacer un largo paseo todos los días y esto ya es algo. Para compensar el neceser vuelve un poco más vacío porque las pequeñas curas que deseabas (y necesitabas urgentemente desde hace meses o años) procurarle a tu pobre piel han sido realizadas con éxito. Tirar más de un bote ha sido una satisfacción antes de volver.
Si uno no quiere perderse detalle de esa sucesión de sensaciones que el simple gesto de coger una camiseta del montón puede procurar, se tarda bastante en deshacer una maleta.
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29.8.08

Recién llegados

El primer día de la vuelta de las vacaciones es traumático. Mañana se verá todo más claro.

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