google25bf64896cccb828.htlm Viajando al centro...de tu ser: Los Madriles V. La Cibeles.

7.10.08

Los Madriles V. La Cibeles.


Si cada madrileño tuviera que elegir una estatua para representar su ciudad, con grandes probabilidades sería la Cibeles la ganadora del concurso. No los reyes godos, ni Felipe III en la Plaza Mayor , ni el Alfonso XII del Benlliure , emblemas de nuestra historia, sino la señora de los leones. Y es que no se sabe ni como ni porqué entra en el corazón poquito a poquito cada vez que uno pasa delante. Uno cuando la ve sabe que está en casa.

Fue diseñada por el que fue Maestro Mayor del Ayuntamiento de Madrid en 1764, Ventura Rodríguez, considerado, junto con Juan de Villanueva, el arquitecto español más importante de su época y el último barroco. La realización de la diosa y el carro contaron con las manos de Francisco Gutiérrez y los leones de Roberto Michel (1792), ayudados por el adornista Miguel Ximénez. Mármol cárdeno de Montesclaros (Toledo) y piedra de Redueña (al norte de Madrid) dan vida a esta representación de la Madre Tierra.
El proyecto fue realizado entre los años 1777 y 1782. Estaba pensada para los Jardines de la Granja de San Ildefonso (Segovia, España), pero la remodelación del Paseo del Prado la llevó cerca del Palacio de Buenavista, en Madrid, a la entrada de Recoletos y mirando hacia la fuente de Neptuno. No sería trasladada al centro de la plaza hasta 1895.


La estatua cuenta con múltiples detalles a los que uno no hace caso cuando pasa con el coche. El carro esta apoyado en una roca. La diosa lleva un cetro y una llave. El pedestal escupe agua sobre los leones a través de un mascarón bajo los ojos atentos de una rana y una culebra. Cuenta la mitología que Hipómenes se enamoró de una cazadora del grupo de Diana, Atalanta. Pidió ayuda a Afrodita para conquistarla y gracias a las manzanas de oro lo consiguió, pero al elegir un templo de Cibeles para su unión, Zeus se enfadó castigándoles a tirar como leones del carro de la diosa durante toda la eternidad.

La fuente fue creada como fuente útil cuyos dos caños rústicos (hoy inexistentes) surtían agua a los aguadores oficiales por uno y al público por otro. Los caballos usaban el pilón. La tradición cuenta que el viaje de aguas que acababa en la Cibeles databa de la época del Madrid musulmán, de la Edad Media y tenía fama de tener propiedades curativas. En 1862 los incómodos caños fueron sustituidos por un grifo y un oso que facilitaban la recogida de aguas.

Cuando el agua corriente fue un hecho cotidiano en Madrid, estas dos figuras simbólicas se quitaron de nuevo, volviendo al diseño original de Ventura Rodríguez. La fuente perdió su utilidad y se transladó al centro de la plaza.

No se quiso perder el antiguo viaje de agua y para ello se puso una pequeña fuente del lado de Correos, que continuó a surtir a los madrileños de ese agua especial.

Fuente: wikipedia
Foto: Oli
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