
Son esas costumbres que se pierden en los albores del barrio. Bueno, quizá sea exagerar. Lo que sí es cierto es que los orígenes de la plaza datan de los tiempos en que en la confluencia de caminos entre Toledo y Atocha (hoy en día se pueden ver las placas de las calles con los mismos nombres), entonces en las afueras de la villa medieval, se celebraba el mercado. En el siglo XV se construyó la primera casa con pórtico. Las llamadas “casas de manzanas” fueron derruidas cuando Felipe II, una vez transladada la corte a Madrid (1561), encargó en 1580 la remodelación de la plaza a Juan de Herrera. Fue en el solar de la antigua lonja donde Diego Sillero iniciaría en 1590 a alzar la primera construcción de la plaza, la Casa de la Panadería. La plaza se concluyó en 1619 a manos de Juan Gómez de Mora. Tres incendios han dañado la plaza durante la historia, diversos arquitectos dirigieron los trabajos para rehabilitarla: Juan Gómez de Mora, Tomás Román, Sabatini, Juan de Villanueva y sus discípulos Antonio López Aguado y Custodio Moreno.
La estatua donde todo

Varios retoques han ido mejorando la plaza con los años (como el vino), el último fue la decoración mural obra de Carlos Franco de la Casa de la Panadería, entre cuyos personajes mitológicos se encuentra la diosa por la que los madrileños tienen una especial predilección, Cibeles.
Fotos: Oli
Fuente: Wikipedia
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